25/7/22

La novela familiar 

Sigmund Freud 



Cuando el individuo, a medida de su crecimiento, se libera de la autoridad de sus padres, incurre en una de las consecuencias más necesarias, aunque también una de las más dolorosas que el curso de su desarrollo le acarrea. Es absolutamente inevitable que dicha liberación se lleve a cabo, al punto que debe haber sido cumplida en determinada medida por todo aquel que haya alcanzado un estado normal. Hasta el progreso mismo de la sociedad reposa esencialmente sobre esta oposición de las generaciones sucesivas. Por otra parte, existe cierta clase de neuróticos cuyo estado se halla evidentemente condicionado por el fracaso ante dicha tarea.


Para el niño pequeño los padres son, al principio, la única autoridad y la fuente de toda fe. El deseo más intenso y decisivo de esos años infantiles es el de llegar a parecérseles -es decir, al progenitor del propio sexo-; el deseo de llegar a ser grande, como el padre y la madre. Pero a medida que progresa el desarrollo intelectual es inevitable que el niño descubra poco a poco las verdaderas categorías a las cuales sus padres pertenecen. Conoce a otros padres, los compara con los propios y llega así a dudar de las cualidades únicas e incomparables que les había adjudicado. Pequeñas experiencias de su vida infantil, que despiertan en él un sentimiento de disconformidad, lo incitan a emprender la crítica de los padres y a aprovechar, en apoyo de esta actitud contra ellos, la ya adquirida noción de que otros padres son, en muchos sentidos, preferibles a los suyos. La psicología de las neurosis nos ha enseñado que a este resultado coadyuvan, entre otros factores, los más intensos impulsos de rivalidad sexual. Las ocasiones que los motivan tienen por tema evidente el sentimiento de ser despreciado. Son frecuentísimas las oportunidades en las cuales el niño es menospreciado o en que por lo menos se siente menospreciado, en las cuales siente que no recibe el pleno amor de sus padres o, principalmente, lamenta tener que compartirlo con hermanos y hermanas. La sensación de que su propio afecto no es plenamente retribuido se desahoga entonces en la idea, a menudo conscientemente recordada desde la más temprana infancia, de ser un hijastro o un hijo adoptivo. Numerosas personas que no han llegado a la neurosis recuerdan a menudo ocasiones de esta especie, en las cuales, influidos generalmente por alguna lectura, interpretaron así las actitudes hostiles de los padres y reaccionaron en consecuencia. Ya aquí se evidencia, empero, la influencia del sexo, pues el varón se inclina mucho más a desplegar impulsos hostiles contra el padre que contra la madre, y mucho más también a liberarse de aquél que de ésta. A este respecto, la actividad imaginativa de la niña tiende a ser mucho más atenuada. Estos impulsos psíquicos de la infancia, conscientemente recordados, nos ofrecen el factor que ha de permitirnos comprender el mito [del nacimiento del héroe].


Este incipiente extrañamiento de los padres, que puede designarse como novela familiar de los neuróticos, continúa con una nueva fase evolutiva que raramente subsiste en el recuerdo consciente, pero que casi siempre puede ser revelada por el psicoanálisis. En efecto, tanto la esencia misma de la neurosis como la de todo talento superior tienen por rasgo característico una actividad imaginativa de particular intensidad que, manifestada primero en los juegos infantiles, domina más tarde, hacia la época prepuberal, todo el tema de las relaciones familiares. Un ejemplo característico de este tipo particular de fantasías lo hallamos en el conocido ensueño diurno, que persiste mucho más allá de la pubertad. Examinando detenidamente estos sueños diurnos, compruébase que sirven a la realización de deseos y a la rectificación de las experiencias cotidianas, persiguiendo principalmente dos objetivos: el erótico y el ambicioso, aunque tras este último suele ocultarse también el fin erótico. Hacia la época mencionada, la imaginación del niño se dedica, pues, a la tarea de liberarse de los padres menospreciados y a reemplazarlos por otros, generalmente de categoría social más elevada. En esta relación el niño aprovechará cualquier coincidencia oportuna que le ofrezcan sus experiencias reales -como los encuentros con el señor feudal o el terrateniente, si vive en el campo, o con algún dignatario o aristócrata en la ciudad-, despertando dichas vivencias casuales la envidia del niño, que luego se expresa en la fantasía de sustituir al padre y a la madre por otros más encumbrados. La técnica aplicada para realizar tales fantasías -que en ese período son, por supuesto, conscientes- depende de la habilidad y del material que el niño encuentre a su disposición. También es importante considerar si las fantasías son elaboradas con mayor o menor afán de verosimilitud. Esta fase se alcanza en una época en la cual el niño ignora todavía las condiciones sexuales de la procreación.


Poco después, cuando el niño llega a conocer las múltiples vinculaciones sexuales entre el padre y la madre, cuando comprende que pater semper incertus est, mientras que la madre es certissima, la novela familiar experimenta una restricción peculiar: se limita en adelante a exaltar al padre, pero ya no duda del origen materno, aceptándolo como algo inalterable. Esta segunda fase (sexual) de la novela familiar es sustentada asimismo por otra motivación que falta en la primera fase (asexual). Con el conocimiento de los procesos sexuales surge en el niño la tendencia a imaginarse situaciones y relaciones eróticas, tendencia que es impulsada por el deseo de colocar a la madre -objeto de la más intensa curiosidad sexual- en situaciones de secreta infidelidad y de relaciones amorosas ocultas. De tal modo aquellas primeras fantasías, en cierto modo asexuales, se ponen a la altura de los nuevos conocimientos adquiridos.


Además, el tema de la venganza y de la ley del talión, que en la fase anterior ocupaba el primer plano, reaparece también aquí. Por regla general, estos niños neuróticos son precisamente aquellos que fueron castigados por sus padres para corregir sus hábitos sexuales y que ahora se vengan de ellos mediante tales fantasías.

Los hermanos menores son los que más particularmente tienden a utilizar estas creaciones imaginativas para privar a los hermanos mayores de sus prerrogativas (igual que sucede en las intrigas históricas) y a menudo no vacilan en adjudicar a la madre tantas relaciones amorosas ficticias como competidores fraternos encuentran. Puede darse entonces una interesante versión de esta novela familiar, en la cual su protagonista y autor vuelve a reclamar la legitimidad para sí mismo, mientras que elimina a los hermanos y hermanas, proclamándolos ilegítimos. Otros intereses particulares pueden orientar asimismo la novela familiar, cuyas múltiples facetas y cuya vasta aplicabilidad la tornan accesible a toda clase de tendencias. Así, por ejemplo, el pequeño fantaseador puede eliminar la prohibitiva relación de parentesco con una hermana a la cual se siente sexualmente atraído.


Quien se sienta inclinado a apartarse con horror de esta depravación del alma infantil, y aun esté tentado de negar que tales cosas sean posibles, habrá de tener en cuenta que todas estas obras de ficción, aparentemente tan plenas de hostilidad, no son en realidad tan malévolas, y hasta conservan bajo tenue disfraz, todo el primitivo afecto del niño por sus padres. La infidelidad y la ingratitud son sólo aparentes, pues si se examina en detalle la más común de estas fantasías novelescas, es decir, la sustitución de ambos padres, o sólo del padre, por personajes más encumbrados, se advertirá que todos estos nuevos padres aristocráticos están provistos de atributos derivados exclusivamente de recuerdos reales de los verdaderos y humildes padres, de modo que en realidad el niño no elimina al padre, sino que lo exalta. Más aún: todo ese esfuerzo por reemplazar al padre real con uno superior es sólo la expresión de la añoranza que el niño siente por aquel feliz tiempo pasado, cuando su padre le parecía el más noble y fuerte de los hombres, y su madre, la más amorosa y bella mujer. Del padre que ahora conoce se aparta hacia aquel en quien creyó durante los primeros años de la infancia; su fantasía no es, en el fondo, sino la expresión de su pesar por haber perdido esos días tan felices. Así, en estas fantasías vuelve a recuperar su plena vigencia la sobrevaloración que caracteriza los primeros años de la infancia. El estudio de los sueños ofrece una interesante contribución a dicho tema, pues su interpretación enseña que, incluso en años avanzados, cuando en un sueño aparecen las figuras encumbradas del emperador y de la emperatriz, ellas representan siempre al padre y a la madre del soñante. De donde la sobrevaloración infantil de los padres subsiste asimismo en los sueños de los adultos normales.

8/11/21


 


MOTEL PERDIDO DE 

  CARRETERA


[UN HOMENAJE A LAS ROAD MOVIES ] 






PERSONAJES 


Tom Thompson (50) 

Viejo galán, bronceado tipo Luis Miguel. Oportunista. 

  

Solange Sommers (20) 

Jovencita muy agradable. Instintiva, poco racional. Es la niñera del hijo de Tom. Su cara ilumina la escena.

   




ESCENA 1  

Auto rojo. Llueve. Tom manejando por una carretera oscura.  

La conversación viene muy avanzada. Tom bajando el volumen de la radio. 

 
 

Srta. Sommers: (gritando, tomada por un gran entusiasmo) ¡¡Yujuuu!!  

Sr. Thompson: ¿Eso quiere decir que SÍ?  

Srta. Sommers: ¡¡Sííííííí!!  

Sr. Thompson: ¡Muy bien! 

Celebran. 

Srta. Sommers: Es la primera vez que me invitan a la playa, me siento tan emocionada señor Thompson. 

Sr. Thompson: Emociónese nomás, sin prejuicios señorita Sommers. 

Srta. Sommers: ¡Así lo haré! ¡¡¡Yujuuu!!! Pero habría que avisarle a la señora ¿no cree? 

Sr. Thompson: Naaaa... a ella no le importa (Muy galante) Además yo tomo las decisiones en mi hogar y usted se lo merece señorita Sommers... es la mejor niñera que se puede tener.  

Srta. Sommers: Le agradezco tanto señor Thompson porque mi sueño siempre fue ver el mar en vivo y en directo, tocarlo, sumergirme en él. 

Sr. Thompson: (sonríe) Lo sé. 

Srta. Sommers: ¿Lo sabe?  

Tom asiente. 

Sr. Thompson: Digamos que me lo imaginé.  

Srta. Sommers: ¿Por qué lo imaginó? 

Sr. Thompson: Es el sueño de todas las jovencitas como usted. 

Srta. Sommers: ¡Ooooh! ¡Qué inteligente que es!  

Sr. Thompson: Sabe qué, yo pienso que "todos los sueños se tienen que hacer realidad, tarde o temprano" ¿No cree? (ella atónita) ... Bueno, realmente no lo pensé es una frase que saqué de un libro de autoayuda, pero vale para esta situación.  

Srta. Sommers: (asombrándose) Usted ha sido un hombre muy interesante señor Thompson. 

Sr. Thompson: ¡Oh! No diga eso, está exagerando. Solo leo entre 20 a 30 libros por año. 

Srta. Sommers: (derritiéndose) Wowww... Nunca se lo he dicho, porque tengo que guardar distancias en la mansión, pero yo lo admiro muchísimo en secreto...  

Sr. Thompson: ¡Oh! en serio... me encantan los secretos a mí... 

Srta. Sommers: Uff... yo tengo muchísimos. 

(Mirándose profundamente. Tom lascivo, hace muecas. Solange romántica, le pica la cabeza) 

Srta. Sommers: ¿Me permite poner música señor Tom? 

Sr. Thompson: (siguen mirándose) Por supuesto gire la perilla con confianza... señorita Sommers... 

Algo se les atraviesa por la ruta. Tom con el rabo del ojo logra darse cuenta. Exageran las expresiones. 

Sr. Thompson: ¡Mierda! 

Ella gritando exageradamente. Tom esquiva, pita, frena. Se salvaron de chocar. Tensión. Thompson echa a andar el auto, huye de la escena de peligro, quedó un poco nervioso. Solange aterrada. Silencio. De pronto se enciende sola la radio, los aterra, aparece una canción en inglés.   

Sr. Thompson: Tranquila. A veces pasa, anda medio mal esto... (Baja todo el volumen) 

Srta. Sommers: (intentando hablar) ¿Qué fue eso señor Thompson? 

Sr. Thompson: No lo sé. Parecía un animal.  

Srta. Sommers: ¿Un animal? No. Yo vi más como ¡un bulto! atravesándose.  

Sr. Thompson: ¡Un bulto! No, era un animal perdido de carretera.  

Música Suspenso. Ella lo encara y mira fijo. Él se concentra en la ruta. 

Srta. Sommer(exacerbada) ¡¡Pensé que moriríamos Tom!! 

Silencio. Tom no le da bola. 

Sr. Thompson: Se me metió por la derecha y de este ojo por la noche no veo bien.   

Srta. Sommers: (igual) Tengo miedo señor Thompson. 

Sr. Thompson: ¿De qué? 

Srta. Sommers: (igual) No lo sé. De todo: de morir, de la ruta y de su ceguera nocturna.  

Música Suspenso. 

Sr. Thompson: Entiendo, entiendo... mire, se nos cruzó un animal salvaje, es muy típico de la zona, por acá hay hasta chupacabras.  

Srta. Sommers: ¡No! 

Sr. Thompson: ¡Sí! ese que es mitad chupa y mitad cabra. 

(Ella intenta entender)   

Srta. Sommers: No. Le aseguro que era más bien como... (haciendo mímica con las manos) como un bulto deforme...  

Sr. Thompson: ¿Deforme? El chupacabras pues. 

Srta. Sommers: ¡No! (gesticulando con las manos) Era algo así como... como... ¡Su esposa! 

Música Suspenso. 

Sr. Thompson: (incrédulo) ¡Mi esposa! ¡Imposible!  

Srta. Sommers: ¡Claro que sí! Era la señora. 

Sr. Thompson: Pero Margaret se quedó en la mansión. Ella no sale nunca. Le tengo pagado Netflix, Amazon, Disney, hasta el canal del futbol. 

Srta. Sommers: (nerviosa) Ese bulto era su esposa estoy segura.  

Sr. Thompson: A ver, tranquilícese. Confíe en mí señorita Sommers.  

Srta. Sommer: Yo estoy segura... 

Sr. Thompson: (la calla) Shhhh... Vamos a hacer algo lindo, para que se tranquilice usted. Al parecer ha sufrido un trauma debido al conato de accidente. Así que vamos a parar más adelante, para descansar, qué le parece. Pasaremos la noche en uno de esos moteles perdidos de carretera. Así descansará mi ojo derecho y usted podrá dormir hasta la mañana. Es lo mejor ¿no le parece? 

Srta. Sommers(perdida en un pensamiento) Estoy segura que esposa sospechaba algo en la merienda señor Thompson. Es que justo se cruzaron mis vacaciones con su viaje de negocios (lo mira).   

Tom no le presta atención, va concentrado en la ruta. Sube el volumen de la radio, se escucha la canción Jeepers Creepers. Sigue manejando en silencio. Solange con desconfianza mira por la ventana. 

  

  

 

 
  

 

 

 

 

 

 

 

ESCENA 2 

Estacionamiento de un motel perdido de carretera. 

Se escuchan ramas meciéndose. Sonidos de insectos.  

 
Sr. Thompson: ¡Llegamos! Se nos hizo un toque. 

Srta. Sommers: (desconfiada) ¿Qué es esto?  

Sr. Thompson: No es el gran lujo, pero para pasar la noche sirve. ¿Qué serán? Cuatro o cinco horitas para dormir y luego seguimos... rumbo a la playa 

Srta. Sommers: Yo aquí no me quedo.   

Sr. Thompson: Señorita Sommers ya habíamos hablado, no puedo manejar más.   

Srta. Sommers: Está tenebroso esto, no me quedo. 

Sr. Thompson: Por favor estoy muy cansado. 

Srta. Sommers: Negado. 

Sr. Thompson: ... 

Srta. Sommer: ... (se baja abruptamente del auto)  

Sr. Thompson: (piensa en voz alta) Que rápido cambian de opinión ahora las muchachitas. 

Srta. Sommers: (Va al maletero y saca su valija. Nota algo raro, entra de nuevo al auto. Abre la valija) ¡Oh no! ¡Mi maleta está vacía!  

Música Suspenso. 

Sr. Thompson: ¿Y qué empacaste? 

Srta. Sommers: ¡Todo!  

Sr. Thompson: ¿Todo? ¿Está segura? 

Srta. Sommers: Mmm... bueno, no recuerdo específicamente... me emocioné tanto que... quizás salí sin meter nada. 

Sr. Thompson: ¡No importa, no vas a necesitar ropa!  

Srta. Sommer: ¿Ah no?  

Sr. Thompson: ¡Claro que no! ¡Vamos a una playa nudista! (Baila estilo hawaiano)  

Srta. Sommers: Sonríe. (Preocupada) ¡Oh no! ¡Señor Thompson!  

Sr. Thompson: ¿Qué pasa?   

Srta. Sommers: Estoy triste. No sé qué es una playa nudista.  

Sr. Thompson: Bueno es... Es una playa donde... cómo te explico... Allí se hace... 

Srta. Sommers: ¡Ya sé! Una playa nudista es una donde se hacen ¡nudos!  

Sr. Thompson: (aprovechando la situación) ¡Sí! Se hacen "nudes".   

Srta. Sommers: ¡Claro! Los nudos de los barcos.  

Sr. Thompson: ¡Esos mismos! 

Srta. Sommers: Los barcos pueden viajar a uno, a dos, a tres, cuatro, cinco nudos.  

Sr. Thompson: ¿Alguna vez te subiste a un barco?  

Srta. Sommers: No.  

Sr. Thompson: Yo te voy a subir.  

Srta. Sommers: ¡Que increíble!  

Sr. Thompson: Subiremos a un barco nudista.  

Srta. Sommers: ¡¡Sííí!! ¡Vamos a hacer nudos!  

Sr. Thompson: Claro ¡Haremos muchos nudes! 

Hacen una coreografía ridícula y sensual mientras cantan en simultáneo lo siguiente: 

Srta. Sommers: ¡Haremos muchos nudos, haremos muchos nudos! ¡Mu-chos nudos!  

Sr. Thompson: ¡Haremos muchos desnudos, haremos muchos desnudos! ¡Mu-chos desnudos!!  

Se fusiona el canto con la música de Freddy Krueger y la situación se torna siniestro.   

1-2 Freddy viene por ti  

Sol y Tom asustándose.  

3-4 Cierra puerta  

Tapa la ventana con la valija. 

5-6 Coge un crucifijo  

Ella se saca un crucifijo del escote.  

7-8 mantente despierto  

Abren mucho los ojos.  

9-10 nunca más dormirás (truenos) 

Pegan un grito. 

Se corta el clima siniestro y regresa la luz del estacionamiento. Están muertos de miedo.  

Srta. Sommers: ¿Qué me dice ante esa terrorífica señal señor Thompson?    

Sr. Thompson: Queee... hay que hacer “muchos nudes, muchos nudes” rápidamente (la abraza desesperado). 

Srta. Sommers: Nooo... Usted sabe lo que le quiero decir...   

Sr. Thompson: ¡Sí! ¡Obvio! (dudando) ¿Qué quiere decir?  

Srta. Sommers: ¡Su esposa señor Thompson!  

Sr. Thompson: ¡Qué pasa con esa vieja!  

Srta. Sommers: ¡¡La siento cerca!! ¿¡Y si fue ella quién me vació la maleta!?  

Sr. Thompson: No la veo a Margaret andando en valijas, es muy vaga. 

Srta. Sommers: ¡Oh! (se asusta) Ahora que me doy cuenta este es el motel que salió en las noticias. 

Sr. Thompson: ¿Justo este mismo? ¿Por qué? 

Srta. Sommers: Este es el motel perdido de carretera donde hace un tiempo atrás sucedió una terrible masacre.   

Sr. Thompson: ¿Masacre? ¿A quiénes masacraron? 

Srta. Sommers: A unos amantes furtivos, señor Thompson. 

Sr. Thompson: No creo.  

Srta. Sommers: Sííí... salió en Instagram y en Twitter. Que una noche "muy oscura muy oscura" apareció en este motel una mujer misteriosa con todos los pelos en la cara y una motosierra en la mano (hace sonido de moto-sierra). Ella invadida por un ataque de celos tiró abajo la puerta de una de las habitaciones y encontró a su marido durmiendo con la niñera de su hijo, (susto) ¡Oh! Lo que provocó que termine de enloquecer por completo la pobre mujer misteriosa y con ayuda de la moto-sierra (hace sonido de moto-sierra) le cortó la cabeza al marido... y la hermosa muchacha que lo acompañaba salió corriendo y nunca más se la volvió a ver.  

Sr. Thompson: ¡Por dios Srta. Sommers! ¿Quién le contó eso?   

Srta. Sommers: Lo vi en el Instagram, en la cuenta de Noticias Manabitas. 

Sr. Thompson: ¡Por Cristo! (Irónico) Si salió allí debe ser verdad.   

Srta. Sommers: Yo no tengo duda.  

Sr. Thompson: (cortando la ironía) ¡No sea tonta Srta. Sommers! No crea en nada de lo que aparezca allí en ese aparatito ¿Sabe qué? Mejor voy a recepción a pedir un cuarto. 

Srta. Sommers: ¡No señor Thompson! No abra esa puerta. Tengo un mal presentimiento.  

(Toda la secuencia intentará abrir la puerta que se ha trabado)  

Sr. Thompson: Está trabada ¿Cuál presentimiento?  

Srta. Sommers: Que su esposa está por aquí, por los corredores del motel buscándonos ¡Y con una moto-sierra!  

Sr. Thompson: Tendría que ser más positiva señorita Sommers. Eso que leyó son historias urbanas, fakenews, ficción que se inventan los moteles mismos para marketing.  

Sonido de moto-sierra intentando arrancar.  

Srta. Sommers: (aterrorizada) ¡Oh!  

Sr. Thompson: (intentando abrir la puerta) ¡No abre! Parece que está trabada...  

Srta. Sommers: ¡No salgas Tom!  

Sr. Thompson: (sonriendo) ¿Me está tuteando señorita Sommers?  

Nuevamente sonido de moto-sierra intentando arrancar.  

Srta. Sommers: (Aterrorizada) ¡Discúlpeme! pero quiero que se detenga, no abra esa puerta.  

Sr. Thompson: No se preocupe, me gusta, hágalo de nuevo, dígame Tom 

Srta. Sommers: ¡Tom! Tu esposa es muy astuta, estoy segura que nos siguió ¡Para matarnos! 

Sr. Thompson: Margaret no sería capaz. 

Tom logra abrir la puerta. Sonido de moto-sierra que logra arrancar. 

Srta. Sommers: (Gritando estridentemente) ¡¡Ahí está lo sabía! ¡¡¡Auxilio, auxilio!!! ¡¡Nos van a degollar!!  

Sr. Thompson: (Dándose cuenta de algo) ¡Oh! Shhh... Espera, espera niña... Shhh cállate un momento hijita! (Ella no lo escucha, está en histeria) (Él le tapa la boca, grita) ¡Es mi celular! ¡¡Es mi celular!! (ella se detiene) ¡¡¡TENGO EL RINGTONE DE MASACRE EN TEXAS!!! 

Silencio 

Quedan en una posición comprometedora mientras Tom le tapa la boca, están muy pegados. Ella se da cuenta y separa.  

Srta. Sommers: ¿Qué? 

Sr. Thompson: (Sacando el celular del bolso) ¡Escuche! ¡¡Escúchelo!! (suena la moto-sierra) 

Srta. Sommers: ¡Oh! ¿Cómo le hizo para poner ese ringtons? El mío solo tiene 2 opciones: Pipipipipí o Tututututú. 

Sr. Thompson: Mira, así... 

Srta. Sommers: Ahhh... Oiga que lindo celular, primera vez que veo uno así. 

Sr. Thompson: ¿En serio? Es el último Iphone, el 15. ¿Usted que tiene? 

Srta. Sommers: Sansun 3. 

Sr. Thompson: Buen teléfono ese. Lo recuerdo. Salió bueno. 

Srta. Sommers: ¿Me lo cambia? Ya que le gusta. 

Sr. Thompson: Eehhh... creo que sí... tenga, luego me da el chip. 

Srta. Sommers: ¿El qué?  

Sr. Thompson: Olvídelo.  

Srta. Sommers: (vuelve a sonar) ¿No desea contestar?  

Sr. Thompson: Claro que no, estamos de vacaciones, es usted lo único que me interesa.   

Srta. Sommers: ¡En serio! ¡Qué lindo! Pero yo no soy celosa, si tiene que resolver temas laborales no me molesta que responda.   

Sr. Thompson: Pero... ¡Qué comprensiva! Usted me sorprende mucho.   

Srta. Sommers: Estoy para servirlo.  

Sr. Thompson: ¡Maravilloso! es la mujer perfecta usted.   

Srta. Sommers: ¿De verdad cree soy una mujer perfecta?  

Sr. Thompson: Sin duda, es joven, hermosa, inteligente, comprensiva, servicial.  

Srta. Sommers: Hago lo que puedo.  

Sr. Thompson: Lo hace muy bien.   

Srta. Sommers: Le puedo preguntar algo señor Thompson.  

Sr. Thompson: Dime Tom, con confianza.   

Srta. Sommers: ¿Seguro?  

Sr. Thompson: Muy seguro  

Srta. Sommers: Bueno, Tom... quiero preguntarte algo que me parece muy importante (tensión) quiero saber si es que tú... estás dispuesto... (más tensión) a... dejar a tu mujer para irte con otra (mucha más tensión). 

Pausa 

Sr. Thompson: (piensa) ¿Con quién?  

Srta. Sommers: No sé. Conmigo, por ejemplo. 

Tensión 

Sr. Thompson: Claro que no.  

Srta. Sommers: ¿Ah no?  

Sr. Thompson: ¡Por supuesto que no, me quedo sin niñera!!  

Srta. Sommers: ¡Pero Tom ganarías doble! sería tu mujer y tu niñera, todo en una.  

Sr. Thompson: Es que no tengo planes de separarme de Margaret.  

Srta. Sommers: ¿Ah no? Pero, ella le hace la vida imposible.  

Sr. Thompson: Claro que no, es muy cooperadora.  

Srta. Sommers: Y se enfurece por cualquier cosa.  

Sr. Thompson: A veces, pero también es compresiva, hasta me permite hacer viajes de negocios.  

Srta. Sommers: Se vive quejando de ella.  

Sr. Thompson: La verdad es que a veces exagero.  

Srta. Sommers: ¿Entonces qué estamos haciendo aquí nosotros?  

Sr. Thompson: Pues estamos en...  sus vacaciones señorita Sommers, este viaje lo puede tomar como las vacaciones pagadas que se merece por todo el trabajo hecho en casa...   

Srta. Sommers: ...empecé hace un mes señor Thompson. 

Sr. Thompson: Ha sido un mes muy duro. 

Srta. Sommers: Entonces le contamos a su mujer.  

Sr. Thompson: ¡No! Ella no lo aceptaría, es muy capitalista, no le gusta pagar seguro, ni vacaciones, ni etc. etc.  

Srta. Sommers: ¿Ah no? 

Sr. Thompson: Claro que no. Y yo creo que su trabajo es excelente. No se preocupe, disfrute este viaje como un merecido premio, por eso decidí acompañarla.  

Srta. Sommers: Está bien señor Thompson. Igual era una suposición nada más, nunca le pediría eso. 

Sr. Thompson: ¡Ah! Muy bien, muy bien... Nos bajamos entonces señorita Sommers. 

Srta. Sommers: ...  

Se miran fijamente. Silencio. Tom sale abruptamente del auto y desaparece. 

Srta. Sommers: (asustándose) ¡Oh! (gritando por la ventana) Si se baja al menos deje con seguro.  

Pausa. 

Se escucha aullar un lobo, ella se asusta, enciende la radio, aparece una música misteriosa, se caga de miedo, la apaga.  


Silencio.  


Apagón.  


Solange aterrada. Tom entra al auto rápidamente, ella no lo reconoce porque se subió la capucha del abrigo, lo golpea muchas veces. Vuelve la luz.    

Sr. Thompson: Espere Solange, espere...   

Srta. Sommers: ¡Tom! ¡Eres tú! ¡Por dios!   

Sr. Thompson: ¡Quién más!   

Srta. Sommers: No se vuelva a ir así oiga. Cortaron la luz pensé que moriría.  

Sr. Thompson: Se cortó por unos segundos.   

Srta. Sommers: Para mí fue como media hora.   

Sr. Thompson: El recepcionista me comentó que sucede seguido, que no me asuste.   

Srta. Sommers: Lo que nos da motivo para irnos de aquí, no es seguro este sitio.    

Sr. Thompson: Es próximo motel está a 200km.    

Srta. Sommers: ¡Cerquísima! ¡Vamos!   

Sr. Thompson: No Solange, no puedo manejar más. Me dieron una habitación (sonríe).   

Srta. Sommers: ¡Oh no! Caíste en la trampa Tom.   

Sr. Thompson: Es lo más posible, me cobró 50 dólares este man.   

Srta. Sommers: 50 está bien, por 2 habitaciones.   

Sr. Thompson: Es solo una.   

Srta. Sommers: Ehh... ¿Con dos camas?   

Sr. Thompson: Sí, con dos camas.   

Srta. Sommers: Ah ya...   

Sr. Thompson: Pero las podemos juntar, si usted se anima.   

Srta. Sommers: Estoy animada, pero para ver el mar, aquí no me quedaré dando papaya.   

Sr. Thompson: Habla sin ton ni son señorita Sommers.   

Srta. Sommers: No soy yo es la situación, no debimos haberle mentido a su esposa.   

Sr. Thompson: Olvídese de ella.   

Srta. Sommers: Imposible, no se me quita de la cabeza la imagen del bulto en la carrereta, son indicios, estoy segura que era ella intentando detener el auto.   

Sr. Thompson: Pero nadie es tan idiota para querer detener un auto a toda marcha.  

Srta. Sommers: Una mujer celosa sí.   

Silencio.   

Srta. Sommers: (aullido de lobo, ella lo abraza) ¡Ay dios, el lobo!   

Sr. Thompson: Tranquila caperucita.   

Srta. Sommers: Póngale seguro a su puerta.   

Sr. Thompson: ¿Las puertas del motel también tienen seguro, lo sabía? Podemos ir corriendo y encerrarnos en la habitación #5 que es la que nos dieron.     

Srta. Sommers: Shh... mire, mire para allá, llegaron esos.   

Sr. Thompson: ¡Si ve! La gente aquí llega muy tranquila. Confíe en mí.   

Un hombre maduro y una jovencita, caminan abrazados rumbo a una habitación, se dan besos y caricias en el camino.   

Sr. Thompson: Dese cuenta ese hombre parece tener mi edad y esa señorita la suya. Es muy común este estilo de parejas.   

Srta. Sommers: Mmm... Es cierto.   

Llega un auto, se baja la esposa del señor y los mata a tiros, sube al auto y desaparece. La Srta. Sommers intenta gritar, pero Tom le tapa la boca.   

Srta. Sommers: (muerta de miedo) Se lo dije Tom, esas cosas pasan siempre, por eso salió en Noticias Manabitas.   

Sr. Thompson: No se sabe qué pasó allí.   

Srta. Sommers: Está clarísimo.   

Sr. Thompson: Fue todo confuso.   

Srta. Sommers: Fue la esposa que apareció de la nada...   

Sr. Thompson: ¡No! Creo que los intentaron asaltar y no se dejaron.   

Srta. Sommers: No hubo asalto fue venganza y nosotros somos los siguientes.   

Sr. Thompson: ¡Está bien! Usted gana señorita Sommers, nos vamos de aquí!   

Srta. Sommers: ¡¡¡Sííííííí!!!!   

Sr. Thompson: Pero tengo que regresar la llave que me dieron.   

Srta. Sommers: No importa eso.   

Sr. Thompson: Claro que sí.   

Srta. Sommers: Tírela por allí.   

Sr. Thompson: Es que dejé la licencia a cambio.   

Srta. Sommers: ¡Oh no!   

Sr. Thompson: ¡Oh sí! Voy para recepción.   

Srta. Sommers: Estamos perdidos si usted regresa.   

Sr. Thompson: No puedo dejar mi licencia en un motel, no puedo dar papaya.  

Rápidamente sale Tom del auto. Solange queda muy tensa, no mueve un pelo, pero sus ojos van de un lado a otro, reza el padre nuestro, del nerviosismo cambia palabras y se escucha ridículo.    

Sr. Thompson: (Subiendo rápidamente) ¡Uff 

Srta. Sommers: (cierra los ojos) ¡¡Auxilio!! 

Sr. Thompson: Shh... ¡soy yo!   

Srta. Sommers: ¡Gracias al cielo! ¡Arranque! Más vale decir “aquí corrió” que “aquí murió”.   

Sr. Thompson: No puedo, no estaba el recepcionista.   

Srta. Sommers: ¿Y?   

Sr. Thompson: Busqué en los casilleros la licencia...   

Srta. Sommers: ¿Yyy?   

Sr. Thompson: No la encontré estoy preocupado.   

Srta. Sommers: ¿Yyyy?    

Sr. Thompson: No puedo ir por la ruta así. 

Srta. Sommers: Olvídese de eso. 

Sr, Thompson: Si me paran me llevan preso se me llevan el carro.    

Srta. Sommers: Ahí les pasa un billetito.   

Sr. Thompson: ¡Señorita Sommers! Yo puedo ser de todo menos corrupto.    

Srta. Sommers: Es cuestión de vida o muerte Tom.    

Sr. Thompson: ¿Y si fue al baño el recepcionista? ya ha de estar de vuelta.   

Srta. Sommers: Los recepcionistas no van al baño, les pagan para quedarse allí sentados toda la fucking noche.   

Sr. Thompson: Pues el de aquí se fue.  

Srta. Sommers: ¡¡Entonces lo mataron!!  

Sr. Thompson: Cállese, deje de atraer la muerte a cada rato "sin ton ni son" a cada rato "muerte" "muerte" "muerte". Ya vengo...   

Srta. Sommers: ¡NO! ¡Agáchese, alguien viene!   

Se agachan.  

Sr. Thompson: ¿Por dónde pues? 

Srta. Sommers(susurrando) Allá, algo se mueve. ¡Es su esposa yo lo sabía! (reza confundiendo las líneas, se escucha ridícula).  

Sr. Thompson: (susurrando) No parece nada, es el viento.  

Tom y Solange que asoman los ojos para espiar en una coreografía graciosa. Se escuchan pasos sobre hojas secas.  

Srta. Sommers: ¡Oh! Nos hará papilla. Un placer haberlo conocido señor Thompson. 

Sr. Thompson: (contagiado de miedo, enciende el auto) La puta madre nos vamos.   

Una sombra se para frente al auto. 

Srta. Sommers: ¡Hay alguien! ¡¡Acelere!! (suben la cabeza al mismo tiempo, Tom acelera) ¡Cuidado es su...!  

Sr. Thompson: ¡¡¡Es un animal!!!   

Arrollando a toda velocidad la sombra.  

Apagón. 

Srta. SommersAaayyy... señor Thompson ¿Está bien? 

Oscuridad y largo silencio. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ESCENA 3 

Mismo auto. Amanecer gris que de a poco cambia a amarillo. 

Van por una ruta que bordea muy de cerca la playa, las olas 

revientan con fuerza. Graznido de gaviotas.

Tom es ahora un tipo muy misterioso. 

  

Sr. Thompson: Mire a su derecha Solange, el mar.  

Srta. Sommers: (bostezando) Sí... lo veo.  

Sr. Thompson: Es imponente ¿no cree?   

Srta. Sommers: (desilusionada) Bastante.  

Sr. Thompson: ¿Qué pasa? Te desilusionaste.  

Srta. Sommers: No para nada...  

Sr. Thompson: Deje de darle vuelta al asunto, no se sabe realmente...  

Srta. Sommers: Yo sí lo sé...  

Sr. Thompson: No tienes que quedarte con presunciones niña.  

Srta. Sommers: Está clarísimo. 

Sr. Thompson: Era matar o morir, nos iba a atacar. 

Tom estaciona. 

Silencio

Srta. Sommers: ¿Qué paso?  

Sr. Thompson: Nada. 

Srta. Sommers: ¿Para qué nos detuvimos?  

Sr. Thompson: ¿Quieres ir a meter los pies?  

Srta. Sommers: No... Perdí las ganas...  

Sr. Thompson: Aquí vamos a hacer... eso que acordamos. 

Srta. Sommers: ¿Aquí? 

Sr. Thompson: Sí aquí está bien.  

Srta. Sommers: ... 

Sr. Thompson: ¿O no quieres? 

Srta. Sommers: Sí, es lo mejor, me siento rara con "eso" atrás. 

Tom abre la puerta y Solange también.  

Sr. Thompson: Quédate aquí tranquilita. Me avisas cualquier cosa.  

Tom baja del auto. 

Srta. Sommers: (cierra los ojos, apretándolos) Si necesita ayuda estoy disponible. 

Sr. Thompson: No, yo puedo solo. 

Tom abre la cajuela, Solange intenta espiar lo más que puede, desembarca un bulto grande, envuelto en sábanas ensangrentadas. Es pesado. Lo arrastra dejando un camino de sangre; lo entrega al mar. Regresa al auto. Sube con una cerveza en la mano y una hielera pequeña en la otra. 

Srta. Sommers: ¿Qué hace? 

Sr. Thompson: Refrescándome. Suerte que traje la hielera, sirvió para todo. 

Srta. Sommers: (incómoda) Arranque. 

Sr. Thompson: Espere un ratito (bebe la cerveza) El mar está muy tranquilo (las olas rugen), creo que hará un lindo día. ¿Qué le parece? (Silencio) Trate de disfrutar sus vacaciones señorita Sommers. Se las merece. 

Tom le da una lata de cerveza. Silencio. 

Srta. Sommers: Está seguro... que... 

Sr. Thompson: ¿Qué? 

Srta. Sommers: … que era... 

Sr. Thompson: Que era un animal, claro que sí.  

Silencio. Tensión.  

Srta. Sommers: ¿El chupacabras? 

Sr. Thompson: (la mira fijo) No. Era más como un oso...  

Srta. Sommers: Peludo. 

Sr. Thompson: Piojoso. 

Srta. Sommers: ¿Un oso piojoso? 

Sr. Thompson: Un oso piojoso. 

Pausa. Brindan. Beben cerveza.  

Srta. Sommers: Oiga señor Thompson, usted a mí nunca me mataría ¿cierto? 

Sr. Thompson: Que cosas hablas niña. 

Srta. Sommers: Solo pregunto.  

Sr. Thompson: Claro que no. 

Srta. Sommers: (lo re-afirmaClaro que no; usted me quiere. 

Sr. Thompson: Salud. 

Srta. Sommers: Por el amor. 

Sr. Thompson: Por el amor.  


Se escucha la canción Jeepers Creepers por la radio. 

 

 

 

Apagón




*Texto terminado el 1 de octubre del 2021 

*Versión larga de la escrita para Pop-up en 2020


 

La novela familiar  Sigmund Freud   Cuando el individuo, a medida de su crecimiento, se libera de la autoridad de sus padres, incurre en una...